lunes, 26 de julio de 2010

¡PIENSO*!, LUEGO EXISTO: “Monsieur Grat”, perro de René Descartes. (* Pienso: comida para perros). Pudo pensarlo cualquier día de su “existencia”.

Monsieur Grat”, perro de René Descartes (1596-1650, Filósofo y matemático francés, y con esto me refiero a René y no a su perro), todos los días cuando su amo le dejaba la comida en el plato pensaba: “¡Pienso(*)! Luego existo”. (* Pienso: comida para perros). Y un día tras otro, mientras René Descartes observaba y observaba a su perro cómo comía con fruicción su ración diaria de pienso, comenzó a imaginar que el pensamiento es algo inherente al ser humano y que este hecho transcendental es prueba esencial para determinar su propia existencia y de ahí llegó a intuir su famosa frase “Pienso, luego existo”, “cogito ergo sum” dicho como más erudito en latín. O “Cena, ergo sum” como habría pensado “Monsieur Grat”, su perro si hubiese sabido latín (que es algo que no le servía para nada obviamente).

En realidad, esta idea la desarrolló en su famoso Discurso del método (1637), donde escribió «Je pense, donc je suis» (en francés, el muy descarado) y que se trascribe a continuación (transcripción libre del autor de este post, por supuesto):

  • “Pero en seguida advertí que mientras que mi perro se comía su pienso quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese algo, y que mi perro que agotaba su comida, también fuese algo. Y notando que esta verdad: yo pienso, luego soy y que mi perro ve el pienso, luego se lo come, era tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que estaba buscando.”
 Nota del autor del blog: Descartes eliminó expresamente toda referencia a su perro en el texto original, para quedarse con toda la fama...

Aunque hay precedentes que ya apuntaban a esta idea filosófica, “Pienso, luego existo”, como puede ser  Agustín de Hipona, alias San Agustín, a quién no se le conoce perro ni mascota, por lo que no se le llegó a atribuir nunca esa frase aunque sí la redactase en su De Civitate Dei (libros XI, 26), «Ac proinde haec cognitio, ego cogito, ergo sum, ...»).


Sin embargo, no sé a quién darle más valor, si al pensamiento de “Monsieur Grat” que existía gracias al pienso que comía o a Descartes que existía debido a que pensaba. Aunque no sé yo el tiempo que habría durado la existencia de Descartes si no hubiese comido...

Nota del autor: Ya que desconozco la raza de  “Monsieur Grat”, me he atrevido a poner a mi perrita, "Nana" a la que veo muy pensativa cada vez que le echo el pienso...

He aquí algunos enlaces de interés:
Algo sobre los perros emocionales.
Algo sobre Descartes.
Más sobre Descartes.

Mientras hacía este post escuchaba a Eduardo Paniagua, "El agua de la Alhambra"

1 comentario:

  1. un poquito de todo: filosofia, dibujo... al cuadrado, es decir, genial me gusta tu forma de escribir y dibujar... espero que sean tus dibujos

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